sábado, 8 de diciembre de 2012

Hugo Chávez y el desmantelamiento del Estado

Hugo Chávez y el desmantelamiento del Estado” en la acuciosa pluma de Eduardo Morales Gil Jesús Castillo Candidato a legislador regional por Cruz Salmerón Acosta, Ribero y Andrés Eloy Blanco Es un compromiso ineludible la lectura del libro “La reelección presidencial en Venezuela. Hugo Chávez y el desmantelamiento del Estado” del Dr. Eduardo Morales Gil, reconocido académico y primer gobernador del estado Sucre electo por la voluntad del pueblo, gracias al maravilloso proceso de descentralización político-administrativa, impulsado en el país desde 1989 con la Ley Orgánica de Descentralización, la Ley de Elección y Remoción de Gobernadores y la Reforma a la Ley Orgánica de Régimen Municipal, hoy derogada por la Ley Orgánica del Poder Público Municipal. La obra en referencia fue publicada por la Editorial El Nacional en el mes de enero del presente año. El prólogo de la obra lo hizo el Dr. Carlos Raúl Hernández, quien aprovechó la oportunidad para promover una reflexión en el lector sobre los peligros de esa obsesión que tienen muchos gobernantes de perpetuarse en el poder. No es casual que Carlos Raúl Hernández señale irónicamente “los reyes decían con gran modestia que su soberanía venía de Dios. Los iluminados modernos consideran que encarnan el pueblo y él les concede la soberanía. Unos a Dios y otros al pueblo, pero al final ambos representan poderes trascendentes. Por ahí van las ansias reeleccionistas de aquellos que creen y tienen una misión sin darse cuenta de que lo único que tienen son unas atribuciones circunscritas que les da la ley (…). La reelección es una bestia peligrosa por su familiaridad con el mesianismo y la autocracia; afortunadamente domesticada en gran parte del mundo civilizado desde que los E.E.U.U., después de Roosevelt, la limitaron a dos turnos consecutivos”. Nosotros le añadimos que ese flagelo envuelve a muchos gobernantes narcisistas para plagar de miseria, en nombre del pueblo soberano, a gran parte de la humanidad. Un régimen basado en el culto a la personalidad y la perpetuidad del poder En la introducción del libro, el Dr. Morales Gil destaca que el presente régimen "bolivariano” se caracteriza por su grotesca manifestación del culto a la personalidad – la figura de Hugo Chávez- similar a las practicadas por Stalin, Bréznev y otros jerarcas de la desaparecida Unión Soviética, por Mao Tse Tung en China, por Kim Il Sung y ahora su hijo Kun Tong II en Norcorea y por Fidel Castro en Cuba. Esta advertencia del autor se orienta a que el actual régimen en Venezuela se ha empeñado en llevarnos al despeñadero de la presidencia perpetua con la reelección del Teniente Coronel Hugo Chávez. Nos asegura el autor que esa ambición desmedida de poder que hoy reina en Venezuela, la cual superó con creces a los caudillos militares del siglo XIX. Independientemente que el principio fundamental de la alternabilidad del poder ha estado consagrado en todas las constituciones redactadas en el país, desde 1811 hasta 1999, la reelección continua de Chávez, mediante la modificación del Artículo 230 de la nuestra Carta Magna. Al respecto señala “ es una puñalada a la esencia del sistema democrático venezolano y una patada, una burla a la tradición histórica del derecho constitucional venezolano”. Prosigue diciendo que “a este artículo agrega el Teniente Coronel el 160, 16, 174 y 192 para hacer posible, también, que los gobernantes, los legisladores regionales, los alcaldes y los diputados a la Asamblea Nacional puedan eternizarse en esas posiciones, cerrando el paso a los integrantes de los generaciones de relevo, quienes aspiran con todo derecho a participar en la conducción de los asuntos públicos nacionales, regional y locales”. “Hasta que se le seque el esqueleto al Comandante” A través del humor negro, el autor advierte que la modificación del Artículo 230 en la enmienda constitucional es “para permitir que el Teniente Coronel Chávez se quede en la Presidencia de la República hasta que se le seque el esqueleto, como él lo afirmó a diversos medios de comunicación social en la campaña por la reforma constitucional que planteó en el año 2007”. Por esta razón destaca que en Venezuela no está en juego que Chávez sea reelecto indefinidamente sino que está en peligro nuestra democracia. Alerta que esta disyuntiva tenemos que asumirla conscientemente en su plena dimensión, partiendo de la premisa que el Comandante no es más importante que Venezuela. “Es un presidente y como tal merece respeto, debe quedar claro que él no está por encima del país”. Consideramos clave esta advertencia del autor. Nos atrevemos añadir que más allá de las pretensiones de alguien por perpetuarse en el poder, debe existir clara conciencia ciudadana de evitar que ese flagelo se propague con fuerza en todos los cimientos democráticos de la sociedad. No sólo debe asumirse que el Presidente Chávez no está por encima del país, sino también de la propia Constitución. El principio de supremacía constitucional, consagrado en el Artículo 7 de la vigente Norma Fundamental de la República es tajante. “La Constitución es la norma superior y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a la Constitución”. Por ello, el autor insta a los venezolanos a entender que “la reelección perpetua es el camino a la instauración de un modelo de sociedad distinto a la democracia”. La tendencia es hacía un proyecto totalitario Morales Gil, como buen estudioso de la Ciencia Política, destaca que el Teniente Coronel al concretar su ambición de quedarse en la Presidencia de manera vitalicia “se sentirá con suficiente fortaleza y poder para avanzar en la imposición de su proyecto totalitario”. Quiere reflejar, como muchos expertos en el tema, que el totalitarismo es lo peor que le puede pasar a cualquier país. Es la invasión desmedida del poder del Estado en todos los aspectos de la sociedad y de sus ciudadanos; la penetración gubernamental en la vida familiar y hasta íntima de las personas; el uso de la fuerza pública y la violencia institucional para sembrar miedo en la población. Implica la existencia de individuos delatores contra quienes adversan al régimen. Un sistema capaz de reprimir y aniquilar físicamente al adversario político. En fin, un régimen que crea individuos autómatas y adoctrinados para evadir los cotidianos problemas sociales, donde sea enaltecida la figura del líder en el sistema educativo, los edificios públicos y todos los sitios visibles. La preocupación del autor le permite avizorar lo que le espera al país con un modelo totalitario. “Los próximos pasos son el ataque al sistema de propiedad privada de los venezolanos, afectando los bienes particulares de cada uno, donde quedaría incluida la incautación de los medios de comunicación social para que sólo pueda oírse y verse en el país la información de interés para el gobierno, sin opinión crítica; sistema de propiedad por cierto que ha sido respetado en el ordenamiento constitucional venezolano durante toda nuestra vida republicana. La polarización total de la institución castrense para convertirla en el brazo armado del PSUV, bajo la tutela de comisarios políticos cubanos, es otro de los objetivos prioritarios en la próxima etapa del plan del Teniente Coronel”. Bolívar se opuso a la reelección indefinida Otro interesante aspecto que destaca Morales Gil en su obra es el constante y abusivo uso de la figura de Bolívar para sustentar el régimen. Se endiosa al Libertador, atribuyéndole facultades sobrehumanas. Al respecto, al autor le parece incongruente que ideológicamente algunos defensores del régimen, considerados marxistas-leninistas, estimulen “la hipertrofia del culto a Bolívar, destinado a asumir su pensamiento de manera repetitiva, dogmática, catequística porque esa postura, reaccionaria a todas luces, además de endiosar al Libertador, de deshumanizarlo, pretende manipular su pensamiento al difundir con fines propagandísticos algunas máximas bolivarianas, mientras se silencia categóricas sentencias suyas que apuntan con el dedo acusador a la propia cara del oficialismo”. El autor ilustra cómo Bolívar se opuso en su Discurso de Angostura de 1819 al tema de la reelección presidencial y la concentración de poder en el jefe del Estado. Es necesario recordar sus palabras “nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecer y él se acostumbra a mandarlo, donde se origina la usurpación y la tiranía”. Sin embargo, los pertinentes pronunciamientos del Libertador sobre esta materia han sido silenciados por el oficialismo porque contrastan con las pretensiones reeleccionista de Chávez. “ La reelección presidencial continua es ajena a nuestra tradición republicana democrática; además, burla, pisotea, agrede, desconoce y vulnera no sólo la tradición histórica del derecho constitucional venezolano, sino también el pensamiento de Simón Bolívar”. Concluye Morales Gil que “desafortunadamente, la excepcional oportunidad histórica del Teniente Coronel en sus manos para realizar los cambios que la democracia requería, se perdió y está claro que el objetivo de su gobierno es la eliminación del régimen democrático”. Nosotros le agregaríamos la eliminación de todas las instituciones y mecanismos electorales que nacieron con el proceso de descentralización. La advertencia del autor nos sirve para comprender, a la luz de las elecciones regionales actuales, la designación a dedo desde Miraflores de los respectivos candidatos a gobernadores del PSUV, a espaldas del sentimiento de las bases partidistas, verbigracia, Luis Acuña en Sucre. Por eso recomendamos abiertamente a los ávidos lectores esta fascinante obra, producto de la pluma acuciosa del Dr. Eduardo Morales Gil.

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